lunes, 14 de noviembre de 2011

La plebeya y su práctica docente “Cualquier parecido o similitud de los hechos y personajes de este cuento es pura intencionalidad.” Había una vez en una provincia, que era otro país, una plebeya con aires de princesa, que vivía junto a su amado en un modesto hogar de Wifilandia. La joven plebeya quiso seguir una carrera universitaria y no solo dedicarse a aumentar la plebe de reino. Aunque su joven amado, un humilde trabajador que fabricaba artesanalmente colchones para todo el reino; tenia otros planes para la plebeya. Los cuales incluían un castillo monoambiente, un perro, una carroza modelo ’97 y su deseado y anhelado heredero. A pesar de que la joven compartía el plan de su amado, ella quería terminar su carrera a pesar de las insistencias del joven. Un día la plebeya recibió un ultimátum de su amado el cual exigía la pronta finalización de dichos estudios. Es así que la joven, pero ya no tan joven plebeya se puso en campaña para cumplir con el ultimátum y finalizar sus estudios. De esta manera en el camino la joven conoció a Cid Gabi Rosales, Lady Moni y a la Doncella Luci. Ellos serian los encargados de guiarla en el último tramo de la praxis. La praxis era un largo camino en el cual debía enfrentar y sortear varias dificultades entre ellos los tenebrosos y pantanosos bosques áulicos, jóvenes y adolecentes dragones, viejos pero no menos peligrosos docentes, y lo peor de todo las dolorosas, agobiantes, torturantes y sacrificadas planificaciones. Si bien ella había leído y escuchado mucho sobre esto, jamás los había tenido de cerca. Es mas la joven había oído la tenebrosas historias de que los platillos favoritos de los dragones eran los jóvenes docentes, y o casualidad la plebeya seria uno de ellos.
La primera etapa que tenia que realizar era conocer a los jóvenes y adolescentes dragones, fue así que se acerco a ellos, les hizo algunas preguntas, los observo detenidamente que tan alto volaban y cual era la intensidad de sus llamas. Con el pasar de los días se dio cuenta que no eran tan terribles como las historias de los aldeanos contaban. Por fin llego la hora en la que la plebeya debía poner prueba todo lo aprendido y realizar las tan temidas planificaciones. La joven plebeya paso horas y horas entre mates y tortitas con chicharrón pensando como serian sus clases, que actividades juguetonas les daría a los jóvenes dragones para que no se aburrieran. Y fue así que llego el tan esperado día, el de estar en frente a los dragones, a la Doncella Lucí y sus compañeras Ceci, Lucí y Johana, que la observarían con sus ojos cítricos en el desempeño de la clase. A pesar de todo la plebeya supo desempeñarse muy bien en su clase. Los dragones no le parecieron tan temibles y no recibió ninguna mordedura o quemadura. También se dio cuenta que podía entrar a los temerosos bosques áulicos sin miedos, gracias a la ayuda y apoyo que le brindaron Cid Pedro y Walter; y sobre todo porque se sentía muy segura con todo lo que había leído y estudiado sobre bosques y dragones. Es así que su joven amado ya no ve tan lejana la posibilidad de tener un pequeño heredero. Y colorín colorado la práctica ha terminado.

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